La “presunción de inteligencia”

Todo esto no tendría demasiada importancia, si no fuese por el hecho de que tener uno u otro de los dos prejuicios produce efectos opuestos sobre la cultura empresarial, los enfoques de liderazgo y de gestión, la eficacia de los proyectos de las empresas, y sobre el éxito o fracaso en las relaciones con sus públicos:

  • Si los directivos de la organización o los líderes de un proyecto imaginan que sus públicos son inteligentes, tendrán más interés en escucharlos para incorporar esa inteligencia en las estrategias. En ese caso, sentirán respeto y empatía hacia sus públicos, y estos percibirán, consciente o inconscientemente, ese respeto y empatía en todos los comportamientos y mensajes de la organización.
  • Si, por el contrario, los líderes de los proyectos subestiman la inteligencia de los públicos, y desprecian el valor de sus posibles aportaciones, serán incapaces de provocar, a través de sus comportamientos y mensajes, efectos positivos en la relación con ellos. Los que siembran empatía podrán cosechar empatía, y los que siembran desprecio cosecharán desprecio tarde o temprano.